Lazos de Union - Fanfic Bakemono - Septima Parte

Lazos de Unión - Fanfic Bakemono - Séptima Parte

SPOILERS "Bakemono" & "Bakemono - Luna Roja: Preludio"



Empujó la pierna de la chica, con la fuerza que iba reencontrando, gotas que quedaban de la que hace momentos tenía. Quería que desapareciera de allí. El tobillo de Mayu se tensó, clavándose en el suelo, manteniéndola inmóvil a pesar del empuje.

-Apártate-entre dientes, un susurro tirante.

-No.

-Hazle caso, Mayu-la sacerdotisa hizo temblar el báculo de pura rabia-Es tu hermano, el no querría que te pasara nada-el tono sarcástico de su voz rompió en los dos chicos la fina línea que les separaba del deseo mortal hacia Shiroi.

-¡Cállate!-le gritó la albina-He dicho que no.

-¡Mayu!-el puño de Mafuyu golpeó el terreno.

Deseó poder levantarse, poder si quiera tirarla, desviarla centímetros de la trayectoria segura de aquel ataque.

-Se acabó, niñata-los dientes de Shiroi rechinaron-Has tenido tu oportunidad.

Elevó el báculo, una perfecta línea recta. Sus ojos se iluminaron, reflejaron el ansia de saber que había llegado un momento deseado. Una sonrisa cruel y placentera se formó en su rostro.

Mayu sacó en un rápido movimiento sellos y los lanzó.

"¡Escudo!" logró oír el chico.

Una barrera se formó frente a ellos, con símbolos que dominaban a la perfección. Consiguió retener el rayo de luz que emanaba del arma de la sacerdotisa. Shiroi, lejos de irritarse, rió con suficiencia. Shiroi rió.

-Siempre has sido inocente, pero no pensé que lo fueras tanto-ladeó la cabeza, un gesto mezclando la compasión con el regocijo-Sabes perfectamente que no lograrás parar mi ataque más que unos minutos, ni si quiera eso.

La chica no tenía fuerzas ni deseos de responderla. Estaba sudando y cada segundo que pasaba el mantener el escudo se le hacía más difícil. El chirriante sonido que provocaba en su cabeza el choque del relámpago de luz en su protección era insoportable. Mafuyu vio entre la negrura que se apoderaba de sus bordes de visión cómo los brazos de Mayu temblaban.

<<Estúpida>>pensó entre el subconsciente<<Debí haberte alejado de mí por completo el día que te presentaste en casa>>.

Lo recordó con dolor y anhelo. Aquel día que Evein trajo a una chica insegura y miedosa que deseaba esconder su cabello blanco. Aquel cuerpo que produjo en él el deseo incontrolado que nunca había conocido. Aquel rostro hermoso que perfiló con su mirada, grabando en su mente cada detalle. Aquellos ojos azules que penetraron los suyos oscuros, paralizándole, inundándole de ese sentimiento del que no sabía la existencia en su cuerpo. Aquel cabello que destrozó cualquier contacto que pudieran tener, el que le prohibió confesarle a su hermana todo lo que había visto en ella.

El sonido igual al del cristal al romperse, un sonido que odió. El grito que había temido oír. Le sacaron de sus recuerdos, devolviéndole a la realidad. Vio un torrente de luz blanca arrasar el aire justo encima de él. Notó la figura de Mayu cortar el aire que le rodeaba.

Sintió pánico.

Oyó el golpe sordo que emitió el cuerpo al caer, un cuerpo que le pareció inerte.

-Has aguantado bien-dijo la sacerdotisa en pie-Todo por un simple Krieger, hijo una asquerosa Bakemono… Jamás entenderé cómo Evein la pudo elegir a ella-el aire silbó entre sus dientes con odio-Aunque… hubiera disfrutado mucho más viendo cómo tu hermano te mataba, desgarrando tu piel en lugar de besarla, saboreando tu sangre en lugar de tus labios, disfrutando de tus gritos en lugar de tus gemidos…-silencio-Sí, se os nota, el deseo con el que os miráis…-volvió a reír.

<<Me estoy cansando de esto>> pensó Mafuyu, intentando no oír aquella continua risa.

Miró al débil chico con divertida truculencia. A él le hirvió la sangre, la ira descontrolada abrasó sus venas.

-Es increíble, ridículo incluso como suena-una silenciosa carcajada-Hermanos, enemigos naturales… y, aún así, amantes.

-Cállate de una vez…-silbó débilmente Mafuyu.

Se levantó de un salto, oyendo cómo sus huesos crujían, abalanzándose hacia ella. La carcajada de la mujer sonó.

-¡…o seré yo quién te cierre la puta boca!-gritó, con la furia inyectada en cada sílaba de aire.

Se impulsó en el suelo cuando descendió y, entre giros estilizados, lanzó una patada hacia la mandíbula de Shiroi, un golpe calculado y sincronizado. Ella cayó al pavimento, con el hueso donde había recibido el impacto roto y la boca sangrando.

Escupió.

El chico, jadeando, demasiado débil para mantener los hombros en alto y el cuerpo erguido, pudo sonreír con suficiencia.

-El poder ver a tu enemigo facilita mucho las cosas-siseó con diversión.